Estaba la Reina Batata. Sentada en un plato de plata, el cocinero la miró. Y la reina se abatató. La reina temblaba de miedo, el cocinero con el dedo, que no que sí, que sí que no. De malhumor la amenazó. Pensaba la Reina Batata: "Ahora me pincha y me mata". Y el cocinero murmuró: "Con ésta sí me quedo yo". La reina vio por el rabillo. Que estaba afilando el cuchillo.